¿Eres víctima o creador?

¿Eres víctima o creador?

Adolfo Espinosa Guimbarda

 

 

 

 

¿Dónde centras tu atención? Hay cosas que están dentro de nuestro control y otras que no. El problema es hacia donde dirigimos nuestra atención. Si soy una persona que centro mi atención hacia el exterior, lo que ocurre en el mundo, entonces, voy a quedar muy vulnerable, ya que el mundo tiene que ser lo más parecido a lo que yo deseo; si no, entonces me voy a frustrar, me voy a sentir triste, incómodo, enojado; que son comportamientos inconscientes y neuróticos, que tienen como finalidad que las cosas sean lo más parecido a lo que yo deseo.

Por ejemplo un hombre que le prohíbe a su esposa que se ponga minifalda, queda vulnerable a que su esposa le haga caso o no; si la mujer se pone un pantalón entonces todo estará perfecto, aunque sea momentáneamente; pero, si la mujer decide ponerse la minifalda entonces, el hombre reaccionará con diferentes actitudes neuróticas, con la finalidad de lograr manipular a su esposa: es probable que se enoje, que le deje de hablar, que ya no quiera ir al lugar a donde iban a ir, que se entristezca, entre otras muchas reacciones, que pueda tener.

Cuando me llegan personas con este tipo de problemas, les comento que el problema no es la mujer, la minifalda; ni el novio o la hora de la llamada: su problema es hacia dónde están dirigiendo su atención. El que su mujer se ponga minifalda o no, no depende del hombre, si no de la mujer. El que el novio hable a la hora en que quedó, no depende de la mujer, si no del hombre que es quien va a hacer la llamada. A este tipo de personas, se les conoce como dependientes: yo dependo de que mi mujer no se ponga minifalda, para estar en armonía; dependo de que mi novio me hable a la hora en que quedó para no sentirme triste. En ambos casos estamos centrando nuestra atención hacia afuera, como dice Stephen Covey:

«Buscamos el cambio de afuera hacia dentro y no de adentro hacia fuera».

¿Lo ves? Observa el poder que le estás dando a tu esposa en el primer ejemplo o a tu novio, en el segundo, sobre tus emociones. Si a ellos les da la gana que estés enojado o triste, así es como vas a estar. Con una simple acción de ponerse determinada prenda, es más que suficiente para sulfurar al marido; o simplemente con no hacer una llamada a determinada hora es suficiente para que la mujer se sienta devastada.

Cuando el cambio que deseo generar, depende de mí, entonces yo poseo el poder de hacerlo o no. Por ejemplo, yo puedo elegir hacer ejercicio todos los días; quizá me gustaría ir acompañado de algún amigo. 

El hacer ejercicio o no, sólo depende de mí, pero el ir acompañado todos los días, ya no depende de mí; si no de mi amigo; ya que no lo puedo forzar a que haga ejercicio conmigo (por supuesto que a veces influiré para que me acompañe, pero no siempre vamos a lograr nuestro cometido). Si un día ese amigo te dice que no va a ir y tú te molestas, o dejas también de ir a hacer el ejercicio, entonces estás reaccionando al poner tu atención en las cosas que no dependen de ti; sin embargo, si enfocas tu atención hacia dentro, hacia tu capacidad de influencia sobre tu propia persona, no pasará absolutamente nada e irás sólo a hacer ejercicio.

En tu trayecto, pon tu atención al entorno, a la sensación de tus pasos sobre el suelo, al viento que corre por tu cara, a tu respiración y deja de pensar si es bueno o malo, justo o injusto, correcto o incorrecto el que tu amigo no haya ido contigo. Entonces te darás cuenta de que al mantenerte en total presencia, el bienestar que esperabas tener, al ser acompañado de tu amigo, ya lo tienes sin necesidad de alguien más.